qué terrible es la muerte
qué profunda es la ausencia
qué intenso es el dolor
Te has ido y se ha ido tu risa
apenas puedo recordar sus ecos
te has ido y contigo
se ha ido ese abrazo que no pude darte
¿Te dije que te quería?
¿Te lo dije lo suficiente?
Tal vez una vez más
sólo una más.
A Pablo que se ha ido dejando un inmenso vacío.
Qué jodido, no cabe duda. Qué paradoja que el dolor sea siempre puerta para la belleza. O quizás no, quizás más que paradoja es un efecto casi natural, una necesidad, un intento por devolver a nuestro mundo algo de equilibro ante la pérdida. Claro que ese equilibrio es un instante, porque el vacío permanece; y nos queda inventar y reinventar las palabras para intentar compensar una y otra vez, sin fin. Un abrazo, acaso intentando un leve movimiento en esa balanza que una vez más se sacude ante la jodida pérdida.
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